Diseñado por Shane Connolly, está inspirado en las flores favoritas de la Familia Real británica y la familia Middleton y que tienen un significado especial para los ‘novios reales’. Así, incluye lirios (símbolo de la vuelta a la felicidad), jacinto (constancia del amor), hiedra (fidelidad y amistad) y mirto (emblema del matrimonio). La tradición de incluir flores de mirto en el ramo nupcial se remonta al año 1845 cuando la reina Victoria plantó uno en los jardines de Osborne House, en la Isla de Wight.
En la cena posterior
En la cena posterior a la boda real, Catherine Middleton se decantó por un vestido de gazar de satén blanco a juego con bolero de angora y un cinturón de pedrería. Una creación también de Sarah Burton, diseñadora creativa de la casa Alexander McQueen. Siguiendo la línea de la ceremonia religiosa, llevaba el pelo suelto, un estilo natural en ella que le favorece. Y es que pocos adornos necesita la esposa del príncipe Guillermo para estar radiante. Durante la velada los ya convertidos en marido y mujer disfrutaron de la compañía de sus familiares y amigos más cercanos en el Palacio de Buckingham.
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